Bacalao con almejas
¡El Bacalao con almejas te enamorará! Un festín de sabores marinos, fácil y rápido de preparar, que trae a tu mesa la esencia de la cocina tradicional. Con su textura suave y su aroma que evoca el mar, este plato es la estrella de cualquier celebración.
Ingredientes esenciales
¡Imagina que estás en una playa soleada mientras preparas este bacalao con almejas! Desde que descubrí esta receta, se ha convertido en una de mis favoritas para impresionar a amigos y familia.
El bacalao, ese tesoro del mar, es el alma de este plato. Yo suelo optar por el fresco, pero si eliges el salado, recuerda desalarlo con mimo para que quede en su punto justo.
Las almejas deben ser tan frescas que casi puedas oler el mar al abrir la bolsa. Si puedes, consigue las finas o de carril, son una auténtica delicia.
Y ahora, hablemos de los imprescindibles del guiso: no escatimes en ajo, que sea potente y aromático; una cebolla dulce que se caramelizará a la perfección; un buen puñado de perejil fresco picado, aceite de oliva virgen extra que nunca falte, harina para dar cuerpo al guiso, vino blanco de calidad que nos regale sus notas ácidas y un caldo de pescado casero que hará toda la diferencia.
¡Anímate a poner tu sello personal! Si eres de paladar atrevido, ¿qué tal si añades un toque de pimienta o unas hebras de azafrán? Experimenta y convierte este plato en una obra maestra de tu repertorio culinario.
Preparación del bacalao
¡Prepárate para convertirte en un maestro del bacalao! Escoger el mejor ejemplar es el primer paso para un plato estrella. Si tienes la opción, selecciona un bacalao que tenga una textura firme al tacto y un color blanco que recuerde a las aguas cristalinas del Cantábrico.
El desalado es un arte en sí mismo. Con paciencia y cariño, sumerge el bacalao en agua fría y cámbiala cada 8 horas durante un día completo. Así conseguirás el punto de sal perfecto. ¿Sabías que en España hay quien dice que el bacalao debe desalarse con 36 cambios de agua, uno por cada hora del día? Aunque no hace falta llegar a tanto, ¡es una muestra de la pasión que despierta este pescado!
Y ahora, ¡a por el corte! Imagina que estás esculpiendo una delicada obra de arte. Usa un cuchillo bien afilado y corta el bacalao en filetes de grosor uniforme. Esto garantiza una cocción pareja y una textura que se deshace en la boca. ¡Manos a la obra y buen provecho!
Preparación de las almejas
Preparar las almejas es casi como hacer magia en la cocina. ¿Listo para hechizar a tus invitados? ¡Manos a la obra!
Empezamos con un spa para almejas: un baño de agua salada. Así se desharán de la arena que llevan escondida. Yo suelo aprovechar ese rato para ponerme al día con mi serie favorita, ¡no hay tiempo que desperdiciar! Y después, un enjuague rápido y ya están listas para el siguiente acto.
El momento cumbre es la cocción al vapor, donde las almejas se abren como flores en primavera. Solo necesitas un poco de agua y una olla con tapa. Vigílalas y verás el espectáculo: en unos minutos, estarán abiertas, listas para conquistar tu plato. Pero cuidado, no te pases de la raya o se convertirán en chicle.
Y aquí va un consejo de amigo: dale tu toque personal a la cocción. Si te van las texturas firmes, sácalas en cuanto se abran. Si te gustan más tiernas, déjalas un poquito más. ¡Tú eres el chef!
Elaboración del guiso
¡Prepárate para un festín de aromas y sabores! El corazón de nuestro guiso es un sofrito que te hará suspirar. Imagina cómo la cebolla dorada, el ajo tierno y el pimiento jugoso se entrelazan en una danza de fragancias que llenará tu cocina.
Como me enseñó mi querida abuela, un sofrito con cariño es el inicio de un plato que queda en la memoria. Y te voy a confesar algo: a veces, le añado un pellizco de pimentón para darle un color y un sabor que enamoran.
Es el momento cumbre: introduce el bacalao y las almejas en ese lecho de sabor. Observa cómo las almejas se abren como pequeños tesoros escondidos en el mar, compartiendo su sabor con nuestro querido bacalao.
Dale tiempo al guiso para que los sabores se abracen y crezca la magia. Si te sientes aventurero, atrévete a esparcir unas hebras de azafrán; te prometo que será el toque estrella que te hará brillar en la mesa.
Y un último secreto entre tú y yo: dale un reposo al guiso antes de llevarlo a la mesa. Así, cada cucharada será una ola de sabor que te llevará en un viaje por el mar de la felicidad.
Consejos para un plato perfecto
¡Manos a la obra con el bacalao con almejas, ese clásico que nunca falla! Te cuento un secreto, el éxito de este plato se cocina a fuego lento y con mucho mimo. Aquí van mis consejillos de oro, fruto de años de experimentos en la cocina de mi abuela.
El bacalao, ese protagonista indiscutible. ¿Fresco o salado? ¡Qué dilema! Yo me decanto por el salado para los días especiales, porque me trae recuerdos de infancia, de cuando ayudaba a mi abuela a desalarlo en casa. Pero, ¡ojo! Si te vas por lo fresco, asegúrate de que sea de la mejor calidad, que se deshaga en la boca.
El sofrito debe tener ese "toque de la abuela", ese que te transporta a las comidas familiares de domingo. Usa tomate triturado de buena calidad, cebolla picada con amor y un ajo que no domine, pero que susurre su presencia en cada bocado.
La cocción es todo un arte. El bacalao tiene que estar tierno, pero firme, y las almejas deben abrirse como si fueran flores al sol, liberando su sabor a mar. ¡Es un espectáculo para los sentidos!
Si algo he aprendido es que la cocina es un lienzo en blanco. Así que, si te apetece, juega con los sabores. Añade un poco de perejil fresco o un chorrito de vino blanco al sofrito. ¡Haz que este plato hable de ti!
Maridaje y presentación
¡El maridaje perfecto puede elevar tu bacalao con almejas a otro nivel! Y yo, que he probado mil combinaciones, te aseguro que un Albariño es una apuesta segura. Su frescura es el complemento ideal para los sabores marinos.
Si te decantas por un tinto, que no falte un Rioja joven en tu mesa. Es ligero, pero con carácter, como el bacalao que has preparado con tanto mimo.
Y hablando de mimo, la presentación es clave. ¿Sabías que una buena presentación intensifica el sabor? Imagina el bacalao reposando sobre un lecho dorado de patatas, con el verde del perejil salpicando el plato. Unas gotitas de aceite de oliva virgen extra al final, y tendrás un plato que habla por sí solo. ¿Puedes ya ver las sonrisas de satisfacción?
Receta
Bacalao con almejas
¿Listo para un festín marino que te dejará sin palabras? El bacalao con almejas no es solo un plato, es una experiencia que une el sabor intenso del mar con la delicadeza del mejor pescado.
Ingredientes
- ¿Tienes ya los 600 g de bacalao fresco listos? Si no, recuerda que también puedes usar bacalao desalado.
- Las protagonistas del mar, 500 g de almejas, ¿las has probado alguna vez vivas? ¡Es otro nivel!
- Para aromatizar, nada como 2 dientes de ajo bien picaditos y una cebolla que aporte dulzura.
- No olvides el toque mágico de 100 ml de vino blanco, ¿sabías que potencia el sabor de las almejas?
- Un chorreón generoso de aceite de oliva virgen extra para sofreír y dar ese toque mediterráneo.
- Y para el final, un poco de perejil fresco, ¿te gusta mucho? ¡Pues ponle sin miedo!
- La sal y la pimienta, esas sí que no pueden faltar, ajusta al gusto.
Instrucciones paso a paso
- Empezamos con el bacalao. Si es salado, ¿has recordado desalarlo? Es clave para que no te quede salado el plato. Si es fresco, solo córtalo en lomos y ya está.
- Ahora, las almejas. Dale un buen remojo en agua con sal, así sueltas toda la arenilla. ¿A que no quieres crujidos inesperados?
- Calienta el aceite en una cazuela y sofríe el ajo y la cebolla. Mientras se dora, ¿no te parece que la cocina huele a gloria?
- Vierte el vino y espera a que el alcohol diga adiós, después añade las almejas y tapa. Cuando se abran, estarán diciendo "¡cómeme!"
- Incorpora el bacalao, ajusta de sal y pimienta y deja que todo se cocine junta. ¿Sabías que el bacalao en su punto es jugoso y se deshace en la boca?
- Para terminar, una lluvia de perejil fresco y voilà, tienes un plato que parece pintado.
Así de sencillo, ¿te animas a probarlo con un vinito blanco? Y si te sobra, ¡no te preocupes! El bacalao con almejas está aún más rico al día siguiente. ¡A disfrutar!